En el diccionario “Herder” de Filosofía encontramos la siguiente definición de problema: “Dificultad, tanto teórica como práctica, que alguien se propone, o debe, resolver. El sujeto que se plantea un problema puede ser también la sociedad o la humanidad entera: «el problema de los residuos nucleares» o «el problema de la capa de ozono». Cuando la dificultad es de orden práctico se denomina tarea. En la práctica de las ciencias, sean las formales o sean las de la naturaleza o las ciencias del espíritu, la resolución de problemas requiere el recurso a un procedimiento más o menos formal denominado cálculo o método. La dificultad, en cambio, que no requiere un procedimiento formal de resolución se llama cuestión o pregunta. A los problemas filosóficos les incumbe una doble característica:
1) Se refieren a cuestiones «vitales», tanto prácticas como teóricas, y
2) proponen respuestas que no sólo no pueden considerarse definitivas, sino que incluso replantean, o ponen en discusión, los términos en que se ha propuesto el mismo problema.
Aunque las preguntas que se plantean los problemas filosóficos sean del tipo que suele llamarse de «preguntas abiertas» no quiere decir que sean preguntas carentes de sentido. Un problema o una pregunta carece de sentido, o no es significativa, si no va orientada a obtener una respuesta, existente o meramente posible, que a su vez tenga sentido.
En el manual de Filosofía de Frassinetti y Salantino encontramos lo siguiente:
Un problema es siempre una interrogante, una pregunta para la cual no tenemos aun una respuesta satisfactoria, completa.
¨ Debido a que su objeto de estudio, no puede someterse a la experimentación. No es ubicable en un espacio y en un tiempo definido. Por lo que son problemas extremadamente generales y abstractos.
Para que sea filosófico, debe ser un problema significativo para los seres humanos como tales, es decir, debe ser una pregunta que no sea ni privada ni trivial.
Puede coincidir total o parcialmente con interrogantes que también se plantean en el ámbito religioso, artístico, político o científico.
¨ Pero apuntan a objetivos diferentes ya que la forma de responder de la ciencia y de la Filosofía también es distinta.
Pueden tener que ver con las situaciones límites. Las cuales son aquellas que no podemos alterar ni cambiar, enfrentándonos con fronteras que no podemos traspasar.
Y por último: “Se ha reconocido con frecuencia que el planteamiento de los problemas es una de las tareas filosóficas primordiales.
La problematización de todo lo que se presenta, tanto de la realidad como de las proposiciones sobre ella, es misión de la filosofía.
Y como lo mas problemático es la filosofía misma, ella se convierte en su principal problema. Esta particularidad de la filosofía hace imposible su disolución en las demás ciencias.
Pero, en filosofía, no se trata de coleccionar problemas sino de trazar el marco dentro del cual los problemas adquieren sentido y ofrecen perspectivas de investigación. (…)
Por lo general un problema es una cuestión que se trata de aclarar o resolver. El problema puede compararse a un nudo en el que se articulan aspectos contrapuestos de una cuestión. Lo que se trata de hacer con él es resolverlo o disolverlo, o clarificar la dimensión de su carácter problemático”.
“Materiales para la construcción de cursos de Filosofía”. “Berttolini, M. Langón, M. Quintela, M.”
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